jueves, 8 de septiembre de 2011

Déjame vivir tu tiempo




Háblame del tiempo, ese que tanto criticas, ese que tanto te molesta… Cuéntame del tiempo que no te tuve, aquel que no estuviste a mi lado, ¿cómo se sentían tus manos? ¿Cómo eran tus labios? ¿A qué sabía tu voz? Por favor hazme saber todo de ti, para así sentir que de una u otra manera yo también estuve allí; genera en mi recuerdos creados de momentos que no viví  para pensar que justo cuando  comías esas hamburguesas asquerosas de Las Mercedes yo estaba tomando tu mano,  diciéndote que te hacían daño. El tiempo que se fue, el tiempo que perdiste, el tiempo que viviste y el que no también… Háblame eternamente de ti, no me obligues a preguntarte pues sabes que no me gusta hacerlo, prefiero que tus palabras fluyan porque así lo desean, no quiero que mi voz salga con una pregunta cuando mis ojos te la gritan, no me hagas preguntar lo que ya sé…

Cuéntame de nuestro tiempo, de tus sentimientos, de tus decisiones y sus razones, haz parte de mis conocimientos la verdad, sin frenos, sin miedos… Arráncame el tarugo de la garganta que crece con cada duda, que me atormenta con tu silencio, que me pincha como una aguja… Quítame el dolor del desconocimiento, si quieres miénteme, y que nunca me entere pero llena el vacío que has venido dejando cada vez que te guardas todo eso para ti… Comparte tus temores, esos que tienen que ver con el tiempo, esos que tienen que ver conmigo. Háblame de nuestras miradas jugando a transformarse en un ciclope, cuéntame de aquello que te emociona, de lo que sientes  cuando me amas, de lo que te producen los besos en el cuello y el sutil movimiento de mi cuerpo… Háblame de mis ojos y mi cabello y déjame disfrutar del placer que me produce amarte.

Lléname de tus palabras, de tus cuentos y verdades. Dime si alguna vez te arrepentiste de un beso, de una lágrima, de una palabra; no, mejor dime si te arrepientes de mí, y si es así, empieza a contarme cómo será tu vida cuando te deshagas de aquello que te estorba, de aquello que nunca fue suficiente, cómo serán tus días sin mis manos en tu rostro, cómo vivirás sin los ojos que amas… Y ahora, háblame de mí tiempo, y cómo será mi vida contigo y sin ti, déjame decidir cuál de los dos caminos quiero vivir.

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